Una noche de luna llena, tras haber dejado unas flores en la tumba de mi difunto marido, creí ver debajo de una tumba un objeto blanco. Me acerqué, y grité:
-¡Ay! Es un hueso- y me marché corriendo.
Al siguiente día volví con un agente:
-Ahí hay un hueso- dije temblando.
-Señora, ahí no hay nada- me contestó con rígida voz.
Esa misma noche, volví al cementerio y esta vez, un manto de niebla me envolvió, y algo me quiso arrastrar... Yo exclamé:
-¡Ay! Me caigo- y desaparecí debajo de una tumba... ¡Estaba enterrada junto al esqueleto de mi difunto marido!
Continuará...
Aldara Fernández Fernández 5ºB
La comedia
Un sábado por la noche fui con mis padres al teatro a ver un humorista que me encanta...
¡Ay! ¡Qué nervioso estaba!...
Al llegar nos sentamos en nuestras respectivas butacas. Tardó un poco en empezar, pero, cuando se oscureció la sala, supe que iba a dar comienzo la función.
Se abrió el telón y ahí estaba él... Ahí estaba "Miguel Lago".
En mi opinión hay humoristas malos y buenos, pero éste es increíble. Todos nos reíamos a carcajadas. ¡Ay! ¡Qué agujetas!
Al finalizar la función, Miguel Lago se despedía de su público, entonces le dije a mi madre:
-Mira, mamá, ahí está, ¿Puedo ir a saludarlo?
Ella contestó:
-Ve, pero ten cuidado, hay mucha gente.
Me colé entre los mayores y ¡Ay! ¡Qué pisotón me metió aquella señora con su tacón! Pero valió la pena, pude conocerle y casi me desmayo... Pero lo conocí y eso es lo que me importa...
Antón Freire Barcia 5º B
En la playa
Una vez en la playa mi madre sugirió:
- ¡Venid al agua!
-¡Guay... Yo voy!
Y allá iba toda contenta hacia el agua cuando...
Y allá iba toda contenta hacia el agua cuando...
¡Ay! Ahí hay una lancha... Y me fui al agua...
Pero en el camino me picó una faneca. Mi madre dijo:
-¡Vamos al socorrista!
Fuimos y no estaba. De repente apareció y exclamó.
-¿Qué te pasó?
Él me puso una pomada y una venda.
Salí de allí y me fui junto a mi padre que me preguntó qué tal estaba.
-¡Ay! Aún me duele un poco, pero estoy algo mejor...
María Loira Recuna 5º B
Viaje al zoo
Hoy fui a un zoo muy grande con mi madre y mi padre.
-¿Ahí hay tigres o leones o... girafas?
-No lo sé, pero, primero hay que comprar ahí las entradas. Me respondió mi padre.
-¿Dónde? Le pregunté yo.
-Ahí, en la taquilla del zoo.
Cuando las compramos, entramos y exclamé:
-¡Ay! ¡Esto es enorme! No hay tigres pero...¡Ahí hay más de un elefante!
Después de un buen rato pasamos al lado de los camaleones y mi madre gritó:
-¡Ay! ¡Qué asco me dan esos bichos!
Y mi padre y yo nos echamos a reír.
Cuando llegamos a casa subí a mi habitación y grité ¡Ay! al ver un regalo en mi cama.
Lo abrí y exclamé:
-¡Ahí dentro hay una enciclopedia de animales!
Al final descubrí que me la habían regalado mis padres.
Joel Moreira Fernández 5º B
La gran caída
Un día cuando iba a casa de mis abuelos en bici, al salir de allí me caí por ir corriendo.
Mis padres al encontarme dijeron asustados:
-¡Ahí está!
Yo, llorando,susurré:
- ¡Ay! ¡Cómo duele una caída de estas!!!!!!
Cuando volvimos a la casa de mis abuelos dijo mi abuelo que tenía una herida muy grave y grande. Fué lo único que recordé porque me anestesió. Despues oí que alguien preguntaba:
-Toma.
-¿Hay una venda?
-Toma.
Al despertar me dijo contento el médico que me curó:
-Toma, te voy a dar un chupa - chups. Espera... ¿Dónde está el bote? .
Buscamos y cuando lo encontramos me ofreció:
-Coge el que quieras.
Después empecé a andar y al principio me quejaba:
-¡Ay! Me duele mucho...
Pero después enseguida me curé.
Jorge Iglesias Acuña 5º B
Y aquí os dejamos una música que está haciendo furor en estos momentos y que también dice ¡Ay!
Y aquí os dejamos una música que está haciendo furor en estos momentos y que también dice ¡Ay!